El origen de la palabra café tiene varias referencias, una de ellas y la que más trascendencia ha tenido culturalmente es “Kaffa”. Esta palabra corresponde a una región de Etiopía (Kaffa), donde se cree que se hizo conciencia del cultivo del café por primera vez.

La historia detrás de Kaffa se atribuye a un pastor de la región que descubrió los efectos que tenían los frutos rojos del café en los animales de su rebaño, pues notaba que al consumirlos se volvían muy activos. Se cree que aquel pastor decidió infusionar aquellos frutos rojos, pero su sabor no le agradó, luego arrojó las semillas al fuego y notó un aroma delicioso que le motivó a preparar una nueva infusión del grano tostado.

Otras versiones de la etimología de la palabra café sugieren que puede provenir del árabe “qahwah” cuyo significado puede ser “vigorizante”. Se cree que esta palabra luego se tradujo al turco “Kahve” y que finalmente mutó al italiano como “Caffe”.

Lo cierto es que a pesar de la variedad en nombres, todas parecen guardar una relación fonética con la palabra actual. Donde los relatos culturales parecen coincidir es con un origen en Etiopía, lo que puede explicar su expansión y posterior mutación por África y Oriente Medio.