Históricamente, el café ha tenido un lugar importante en la economía y la cultura de Venezuela, de hecho, antes del descubrimiento y auge de la industria petrolera, el café era uno de los principales productos de exportación.

Reconocido por su alta calidad, el café venezolano llegó a ocupar junto a Colombia y Brasil los principales lugares de la industria cafetalera de Latinoamérica. Para finales del siglo XIX Venezuela fue reconocido por la Organización Internacional del Café como uno de los 3 productores mundiales más grandes.

Estos vestigios de grandeza en la actualidad son solo historia, pues nuestro lugar en la industria fue descendiendo. Varios factores como la falta de inversión y el desplazo de la industria petrolera hicieron que el lugar que ocupaba el café venezolano fuese cayendo en el ámbito internacional.

Sin embargo, algo que es indeleble en la cultura nacional es la huella que dejó el café como parte de la idiosincrasia. Y es que a través de cada generación esta bebida se hizo parte de los hogares, sitios de trabajo y espacios de concurrencia social como plazas y restaurantes.

La editorial de Caracas Quiere Café hizo una encuesta anónima a venezolanos de entre 20 y más de 60 años para conocer la relación que tienen con el café, al menos las últimas 3 generaciones. El panorama es quizás el esperado, pero también muy diverso, habla sobre todo de lo que ha trascendido en torno al café y cuál es su percepción actual.

 

Relevancia actual del café

Según la encuesta realizada, un 80% se considera un consumidor frecuente de café, lo que habla muy bien de la preferencia del venezolano sobre esta bebida que ha logrado impregnar los hogares con su aroma y deleitar los paladares de cada generación.

Sin embargo, aunque el consumo percápita de café pudiera ser alto basado en los datos antes mencionados, el 60% de los encuestados manifiesta tener un consumo de entre 1 y 2 tazas al día, un 26,7% manifiesta beber entre 2 y 3 tazas y tan solo un 16,7% contabiliza más de 3 diariamente.

Lo que evidencia una presencia alta en la cotidianidad del venezolano, pero con una frecuencia diaria de consumo baja o moderada. Teniendo que ver principalmente con las preferencias del consumidor, pues tan solo un 20% manifiesta que el café es una bebida indispensable para comenzar su día, otro 46,7% indicó que pueden pasar un día sin tomar café. Un rango considerable de 36,7% considera el café como un elemento importante de la rutina, más no indispensable.

Pero al establecer una relación del café con la cultura del venezolano, al unísono la totalidad de los encuestados concuerda en que es de gran importancia cultural. Algún valor encuentran los venezolanos en esta bebida que trasciende su aporte económico actual y logran ubicarle como un elemento que ocupa un buen lugar en la cultura popular.

 

Con o sin azúcar

Se escucha con frecuencia que el venezolano es muy “dulcero” y el café no es una excepción a esta resonancia social. Un 80% de los encuestados manifiesta consumir el café con azúcar o edulcorantes, marcando una preferencia clara por la bebida endulzada.

En la misma línea de los gustos, el café espresso cuenta con tan solo un 23% de preferencia por los consumidores, correspondiente con un gusto más marcado por bebidas como el Cappuccino o el Mocaccino, tipos de café a los cuales se le agrega azúcar por lo general.

Con términos más coloquiales pudiera decirse que el venezolano sostiene preferencia por el café con leche, teterito o marrón por encima del tradicional “negrito”. Bebidas que han formado parte incluso del desayuno del venezolano donde el café con leche suele acompañar la comida.

Tiene que ver esto con que más del 90% de los consumidores frecuentes de café manifiesta beberlo en la mañana más que en cualquier otro horario del día. Esta es una tendencia marcada históricamente donde se ha asociado al café como una bebida que puede fácilmente reemplazar una de las comidas y no tomarse en cuenta como un activador o una bebida recreativa. Puede estar en este aspecto ese valor agregado para la cultura que tanto aprecian los venezolanos.

La relación con el café de especialidad

Uno de los propósitos de esta encuesta era conocer cuál es el acercamiento que tiene la sociedad venezolana al concepto del café de especialidad. Los resultados confirmaron que hay un escaso acercamiento a esta terminología, pero hay unas razones culturales que sostienen estos datos.

Históricamente, el venezolano tiene por costumbre acudir al supermercado para comprar café comercial y así las encuestas lo confirman; un 90% manifestó su preferencia por comprar café ya molido y empaquetado, tan solo un 10% prefiere comprar café en grano y molerlo antes de la preparación.

Lo que sucede con esta inmensa mayoría es que desconocen muy poco del café que están consumiendo. Aunado a esto, la gran mayoría de los empaques no incluyen esta información, solo se limitan a indicar que estás probando “una mezcla de varios cafés de nuestra tierra”, prácticamente un blend de varios granos.

Pocas son las marcas de café en Venezuela que incluyen en su empaque la región, el tipo de café (arábica, robusta, torrado), por lo que el consumidor va a ciegas determinando únicamente por el sabor si el café es “bueno o no”.

Términos como el origen, variedad, y la altura para determinar la trazabilidad son completamente desconocidos por el consumidor común de café. Por ello, más del 60% se manifiesta en desconocimiento de conceptos como el café de origen.

Actualmente, en Caracas hay muchas cafeterías y establecimientos sirviendo café de origen, con una calidad excepcional y que cada vez va ganando más seguidores que aprecian el buen café. No obstante, se puede decir que al menos en la capital hay buenas iniciativas para mostrarle al consumidor asiduo de café comercial las alternativas y bondades que hay en el café de especialidad.

Otro de los aspectos culturales que influyen en la preferencia por el café comercial es el método de preparación. El 50% de los hogares venezolanos prefieren la manga tradicional de filtrado para preparar su café, siendo la cafetera Moka o Greca la segunda más utilizada con 33% de preferencia.

Esto tiene una relación intrínseca con el tipo de café que el venezolano compra y consume, pues para este tipo de preparaciones el café empaquetado de molienda fina es más versátil. Un sector muy bajo de la población cuenta con cafeteras de filtrado o espresso, por lo que imaginar que comprarían además un molino para moler su propio café sería una utopía.

Pese a esto, casi el 100% de los encuestados manifiesta interés en conocer sobre los tipos de café que se producen en Venezuela. Puede ser entonces la Cuarta Edición de Caracas Quiere Café un escenario ideal para los amantes del café y para quienes quieren tener un mayor acercamiento a esta bebida que forma parte del patrimonio cultural venezolano.