Recientemente, hemos hablado en este blog acerca de los tipos de café comercializados en el mundo, entre ellos el arábica y el robusta, este último de menor producción, pero con propiedades muy interesantes.
El cafeto de café robusta tiene su origen en el Congo hacia el siglo XIX para luego extenderse por todo el sudeste asiático en el siguiente siglo. Representa el 30% de la producción y comercialización de café en todo el mundo y suele ser más económico que el arábica.
Para su cosecha el café robusta no requiere de terrenos tan altos como el arábica, puede producirse en terrenos con una altura de los 0 a 800 metros por encima del nivel del mar. El cafeto de café robusta puede cultivarse además en zonas más húmedas, tiene mayor resistencia a plagas y sus costos de producción son inferiores al de tipo arábica.
En su composición química, el café robusta tiene mayor presencia de cafeína sobre el arábica, teniendo de 2 a 2,7% de cafeína en su estructura. Es esta propiedad la que le permite tener precisamente mayor resistencia a las plagas y a los climas inclementes.
Pese a esto, es considerado de menor calidad respecto al arábica, dejando su comercialización a sectores que aprovechan los bajos costos de producción que representan. El café robusta también es empleado para realizar los conocidos blends o mezclas, los cuales permiten obtener una taza de café de aromas y sabores variados.